miércoles, 17 de marzo de 2010

Una larga noche de trabajo sin fruto.

Observaciones Generales.

Involucrados.

Jesús, Simón Pedro, Tomás llamada el Dídimo, Natanael el de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de “sus Discípulos”.

Lugares.

El mar de Tiberias, por ende este relato se da en la playa y a cien codos (100mts) dentro del mar.

Atmósfera Sicológica y Emocional.

Hay hambre por parte de los discípulos, Pedro es el hombre que acciona primero, pero Juan el hombre que entiende primero. La tarea de pescar es llevada a cabo en conjunto, pero al pescar seguramente se sintieron frustrados por no capturar un solo pez. De debe tomar en cuenta que Pedro y otros de los discípulos eran pescadores de profesión y de experiencia pero el relato dice que no pescaron siquiera un pez. También nos dice que amanecieron tratando de pescar, así que no es difícil suponer que se sentían agotados, por pasar toda la noche en lo que mejor sabían hacer, sólo que sin obtener un solo pez.

Pero este ambiente cambia cuando Jesús entra en escena. Él es quién les dice a donde echar las redes; y efectivamente los discípulos así o hacen. Luego los vemos luchando juntos para sacar los peces en la red, el relato nos dice que “ya no la podían sacar”. Ellos estaban emocionados, asombrados, quizá hasta el punto de atónitos. Luego están sorprendidos cuando sospechan que el hombre que les dijo donde echar la red es el Señor. Pedro emotivamente se vistió y echó a nadar. Luego paren expectantes pues al llegar a tierra firme este hombre (el Señor) ya tenía un pez y un pan, y ya había hecho unos brasas, y seguidamente les parte el pan y les sirve pescado juntamente con los que ellos traían.

Posibles preguntas para su reflexión.

¿Qué nos enseña este relato?

2. ¿Cuántos hemos pensado que lo que tenemos, ha sido logrado por nuestros esfuerzos; y no porque Dios nos lo ha permitido?

3. ¿Cuántos estamos estudiando, pero sinceramente no nos sentimos satisfechos con los resultados obtenidos hasta ahora?

4. ¿Cuántos de nosotros no estamos conformes con nuestra vida, y estamos dispuestos a dejar que Jesús guíe nuestra vida?


Estuardo Orozco

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